Publicación: 24 Feb 2021
Disciplina: Arte
¿Sabías que ya eres un experto apreciando la escultura contemporánea? En realidad, todos tenemos una capacidad de apreciación innata y profunda. Si eres de los que se sienten completamente perdidos cuando asisten a una exposición de arte contemporáneo, en las siguientes líneas descubrirás una forma de apreciar, elemental, pero significativamente, esas esculturas actuales que te parecen tan extrañas, a veces tan simples o carentes de significado.
Para empezar, el arte se puede dividir, grosso modo, entre aquel que está hecho con la finalidad de ser disfrutado, experimentado, vivido o contemplado, y aquel que está hecho para reflexionar. El segundo se resiste a ser disfrutado en un primer momento, por eso conviene comenzar por el primero. Pero existe un problema, dentro de esta categoría gran cantidad de las esculturas que se producen son característicamente “sencillas”, aparentemente simples y no nos recuerdan a nada que haya en la naturaleza, pues no imitan nada en ella.
Quizá convenga empezar por explicar, sencillamente, ¿por qué se hacen esculturas abstractas? En el pasado, la escultura tuvo como principal objetivo la reproducción de la figura humana y muchos escultores de la antigüedad llevaron esa reproducción a niveles altísimos de perfección. Lo que se privilegiaba entonces era la imitación de la que se creía la obra máxima del máximo artista, la Creación, el universo. Pero esto, si lo piensas, es replicar la obra de “Alguien” más.
¿Por qué no crear una obra original, una obra que no imite nada, que sea una auténtica expresión humana? Eso es algo que logra la escultura abstracta mediante una expresión humana pura y auténtica. Ya no se trata de imitar la naturaleza.
Así, a principios del siglo XX, la escultura inició su camino hacia la abstracción, mediante la introspección y el placer de trabajar con los materiales. Actualmente, sigue siendo una práctica frecuente, por eso, cuando asistes a las galerías ves tantas esculturas de este tipo. Son, pues, esculturas abstractas: no imitan nada y no significan, en principio, nada. No exigen por ello una interpretación. Su función fundamental es la contemplación. El arte abstracto es una invitación a contemplar la obra humana, que, como la divina, también puede ser asombrosa. Muchas de ellas son proezas logradas por la reflexión y el estudio, otras sorprenden por la técnica, por sus dimensiones, por sus acabados, entre otras características.
Pero, entonces, ¿cómo contemplarla?
Gran parte de la escultura contemporánea y moderna invita a apreciarla como se aprecia un atardecer, un árbol majestuoso, un río, un prado. Seguro alguna vez te has quedado maravillado con la “obra” de la naturaleza. Y no te pones a pensar en qué significa, qué habrá querido decir con ellas su Creador, ¿verdad? En un primer momento, únicamente te sientes maravillado con su existencia. Pues, muchas esculturas se pueden apreciar de ésta forma. Por supuesto, después, en su admiración, esas obras te harán reflexionar. Como al contemplar un río, un filósofo griego termina por reflexionar en la idea fluctuante del tiempo, en el cambio constante de las cosas. Como al contemplar los árboles y las plantas, expertas en el equilibrio, los filósofos orientales terminan por reflexionar sobre el equilibrio. La contemplación es la puerta a la reflexión.
Esta recomendación funciona para la escultura abstracta y del tipo figurativo de las obras de Jeff Koons, Anish Kapoor, por ejemplo, obras que están realizadas para su contemplación, aunque sea en un primer momento. Aunque existe un tipo de esculturas actuales que se resisten a ser contempladas de esta manera, porque no están hechas para disfrutar de su contemplación, sino para reflexionar. Por ejemplo, el arte conceptual.
Lo cierto es que, tanto este arte que invita a la reflexión como el arte que en un principio está pensado para ser disfrutado mediante la contemplación, terminan por exigir del espectador, si quiere profundizar, desentrañar, ahora sí, todos sus significados, o comprenderlo a profundidad, que investigue sobre arte, sobre la corriente o movimiento a la que se adscribe cada obra, incluso, la biografía del artista que, aparte y por fortuna, suele ser muy interesante.