Publicación: 12 Nov 2024
Disciplina: Ópera
Enrique Patrón de Rueda nació en 1949 en Mazatlán, Sinaloa, y es hoy un ícono de la ópera de nuestro país. Este año, en todas sus presentaciones le cantan las mañanitas. ¿La razón? Cumple 45 años de carrera artística. Te invitamos a conocer su historia.
Como muchos, estudió una carrera para sus padres y otra para sí mismo. Para el primer caso se licenció en Administración de empresas y realizó una maestría en Psicología industrial. Para sí mismo eligió la música. No fue una elección fácil. Cuando era pequeño, en Mazatlán no existía una escena operística. Sin embargo, el cine llevó al puerto algunas películas que lograron encender en él el gusto por el canto lírico. Las actuaciones del tenor y actor estadounidense Mario Lanza y otros cantantes similares, le llevarían, pasado el tiempo, al camino de la ópera.
Pero en Sinaloa eran pocas las oportunidades para un aficionado al género. Por ello, siguiendo su vocación, dejó su querida tierra natal y se dirigió al entonces DF para estudiar en el Conservatorio Nacional. Ahí, sus méritos le llevaron a obtener una beca para estudiar dirección musical en Londres. Aceptó la propuesta y continuó su preparación en el extranjero. En Reino Unido, estudió en dos importantes centros musicales: la London Opera Center del Royal Academy of Music y el Morley College. De nueva cuenta, su talento no pasó desapercibido y el gobierno italiano le otorgó una beca para especializarse en dirección escénica en la Academia Chigiana de Siena, Italia.
En esa época de preparación en Europa tuvo el privilegio de estudiar con destacados cantantes y directores de prestigio internacional como Tito Gobbi, Reri Grist, Peter Gelhorn y Sir Geraint. En esa etapa también dirigió algunas óperas como Francesca da Rimini de Zandonai, La bohème de Puccini y Gianni Schicchi de Pucchini, entre otras.
En 1979, el mazatleco que había destacado en los escenarios europeos, regresó a su país convertido en un director concertador de nivel internacional y exquisita preparación. Ese año, fue nombrado asistente del director de la Compañía Nacional de Ópera y, dos años después, director titular de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes.
Posteriormente, en 1984 fue nombrado director artístico de la Compañía Nacional de Ópera, puesto que conservó hasta 1986. Aunque su periodo fue corto, se trata de un momento de suma importancia para la ópera mexicana. Durante este, gracias a su labor, logró elevar la programación de la máxima casa de ópera mexicana: “nunca había habido tanta ópera en México como en aquel momento”.
Cuando fui Director Artístico de la Ópera de Bellas Artes la llevé a un punto muy alto, nunca ha habido tanta ópera en México como en aquel momento. Montaba tres títulos al mes, nueve funciones por título, giras, empujaba a la gente nueva, además, hacíamos espectáculos alternos, como Juego Mágico, era una programación casi como la del Met de Nueva York, por la cantidad de fechas en que había ópera en el escenario.
Enrique Patrón de Rueda | Noroeste.
Su trabajo le había ganado ya para la posteridad un merecido sitio en la historia de la ópera en México; sin embargo, su historia de éxito continuó. En 1987, regresó a Sinaloa como director artístico del Festival Cultural Sinaloa, un proyecto de gran impacto para la historia cultural del Estado y de México en el que, como nunca antes, la música de orquestas y la ópera llegó a todos los rincones.
Paralelamente, y desde entonces, se ha dedicado a la preparación de nuevas voces de manera particular y en numerosas instituciones, principalmente el Coro Guillermo Sarabia, emplazado en Mazatlán, que dirige junto a Martha Félix. Una gran cantidad de cantantes de ópera en México se cuentan orgullosos entre sus alumnos, gracias también a los talleres intensivos que ofrece todos los veranos en su querido puerto.
A pesar de todo, incluida su destacada trayectoria, el artista mazatleco se considera a sí mismo un “director de foso”. El mérito no es menor. Ha dirigido desde ese espacio con el que cuentan los teatros, inventado por el majestuoso compositor alemán Richard Wagner, una numerosa cantidad de orquestas y más de un centenar de títulos operísticos de diversos autores, aunque Puccini es su autor favorito y con el que más se identifica. De hecho, su relación con el eminente compositor italiano es tan fuerte que incluso ha declarado: “Tiendo a ser pucciniano en todo lo que hago”. Es decir, emocional, intenso, apasionado, profundo.
Después de 45 años de trayectoria, Enrique Patrón de Rueda, lo ha hecho prácticamente todo en la ópera, incluso dirigir el primer concierto de música popular mexicana en el Palacio de Bellas Artes. Cuatro inolvidables días, en 1990, en los que dirigió el emblemático concierto de Juan Gabriel en el histórico recinto.
En el presente, es reconocido por muchos como el mejor director concertador de México. Hoy, tras más de cuatro décadas de labor incansable, y dueño de un entusiasmo y carisma inagotable, Patrón de Rueda sigue escribiendo en el libro de la ópera en México, desde Mazatlán, Sinaloa.